sábado, 12 de abril de 2008

La tranquilidad que se necesitaba




La pareja nacional conformada por David Nalbandian y Guillermo Cañas venció a su par sueco en el partido de dobles correspondiente a los cuartos de final de la Copa Davis por 7-5,6-4 y 6-4, de modo tal que, ahora la Argentina lidera la serie por 2-1 y espera lograr la victoria el domingo, la cual lo depositaría en las semifinales de la competición.

Luego del sabor amargo que dejó el 1-1 de ayer por la derrota deJosé Acasuso frente a Robin Soderling por 0-6, 4-6 y 1-6 (una de las peores que se recuerde en Buenos Aires desde que Andre Agassi en 1988, lo había hecho de igual modo pero frente a Martín Jaite por 6-2, 6-2 y 6-1 en el Buenos Aires Lawn Tennis Club) y la victoria más tempranera de Nalbandian frente a Thomas Johansson por 6-2, 5-7, 6-4 y 6-2, el capitán del equipo, Alberto “Luli” Mancini, se encontraba con especticismo por saber cómo se desarrollaría el partido, ya que no era previsto este resultado sino un 2-0 a favor del conjunto nacional para definir la serie hoy.

El partido comenzó muy parejo, Nalbandian y Cañas se mantenían sólidos al igual que la pareja escandinava conformada por Jonas Bjorkman, un veterano de 36 años y especialista en dobles y por su par Robert Lindstedt. La paridad se mantuvo hasta el 5-5 donde la dupla nacional obtuvo el quiebre ansiado para irse 6-5 y concluir el set por 7-5.

La segunda manga mantuvo la misma tónica. Los tenistas ratificaron sus saques hasta el 4-4 donde un reves de “Willy” Cañas y la consecuente pifia de Bjorkman le dio el 5-4 produciendo otro desnivel, pero antes de llevarse el set, el de Tapiales debía confirmar su saque y lo hizo con mucha autoridad.

Sin embargo, en el noveno game de ése segundo parcial, sucedió una de las tantas estrategias que suelen observarse en la Davis, para frenar el aluvión del conjunto nacional que era claro dominador de las acciones. Este juego estuvo teñido por un reclamo del capitán sueco, Mats Wilander, una gloria del tenis, quien apuntaba que cuando estaba por sacar la pareja sueca, Nalbandian retrasaba el juego para hablar con Cañas.


El último set estuvo marcado por el mismo nivel de los anteriores parciales de los singlistas nacionales y el cansancio que acusaba la pareja sueca se hacía evidente. El aliento de la gente, a medida que se acercaba la victoria, se hacía escuchar y cada vez era más importante. Nalbandian definió las acciones dándole al equipo nacional la victoria que lo coloca en una mejor situación, respecto a lo que eran ayer las caras de los integrantes del conjunto nacional, tras la paliza que recibió “Chucho”.

Nalbandian expresó sus sensaciones respecto al partido: “Nosotros jugamos muy bien, sólo nos costó desnivelar al principio. Ganar fácil te da tranquilidad". Al ser consultado sobre la condición física para enfrentar a Soderling el domingo, el cordobés señalo: “Estoy bien para mañana". Por su parte, Cañas también dio su reflexión del encuentro: "Todo el tiempo mostramos un buen nivel y quebramos en los momentos indicados".

Además para un eventual quinto punto que defina la serie, Cañas confirmó que “está con ganas de jugar mañana, pero no es el único. También están Chucho y Piquito" (haciendo referencia a Acasuso y a Juan Mónaco). Además, Willy, quien no jugaba en Argentina por la Copa Davis desde el 2005 por los octavos de final frente a República Checa aseguró: "Estoy feliz por haber vuelto. Es muy lindo jugar acá, porque es espectacular estar en mi país y con una cancha llena. Me siento perfecto".


La Argentina sueña con la posibilidad de obtener la “ensaladera” por primera vez en su historia. La serie que los rusos están disputando con República Checa mantiene en vilo al conjunto de Mancini (la serie está 2-1 a favor de los moscovitas) ya que de ganar Rusia, aseguraría la localia en una hipotética semifinal en Buenos Aires.


jueves, 3 de abril de 2008

El negocio de ser barra brava



La lucha para quedarse con el poder de una “barra brava”, es una de las causas más comunes de muertes en el fútbol en los últimos años. Ya no se trata solamente de peleas entre barras de diferentes equipos, sino que los mismos integrantes pugnan por ser los líderes de estas bandas.

Los máximos referentes de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en especial su presidente Julio Humberto Grondona, no logran apaciguar las disputas que se producen en las tribunas y en los alrededores de las canchas de fútbol. Si bien el actual presidente de la AFA esta en el cargo desde abril de 1979 y continuará su mandato hasta 2011, está atravesando una de las peores épocas en cuanto a violencia en torno al fútbol argentino.

En estos últimos meses se sucedieron varios crímenes. El caso más recordado es el de Gonzalo Acro, simpatizante de la barra de River. Acro fue señalado como “la mano derecha” de Adrián Rousseau, uno de los líderes de la barra brava millonaria. En este asesinato se liga a los hermanos Schlenker, cabecillas del otro grupo y aparentes responsables del crimen de Acro el pasado 10 de agosto en Villa Urquiza.

A los 20 años, Acro comenzó a trabajar en el club, lugar donde llegó a cobrar un sueldo superior a los 5.500 pesos por tareas de mantenimiento, según indicó la Justicia que investiga la causa. Asimismo, el joven habría tenido relación directa con varios jugadores del plantel, con Rousseau y los Schlenker antes de la división del poder de la barra. No sólo Acro sino también la mayoría de los barra bravas reciben subsidios por parte de las instituciones, de los dirigentes y hasta de los propios jugadores, llegando a otorgarle, a través del paso del tiempo, un poder que les permite generar hechos de violencia sin ninguna restricción y generando un “monstruo” que parece no detenerse.

Otro suceso que ocurrió dentro de la feroz interna de River fue el 11 de Febrero en la denominada “Batalla de los Quinchos” donde hubo disparos y heridos dentro de las instalaciones del club millonario. Como medida central en aquel entonces se decidió clausurar el club y terminar con todas sus actividades sociales.

El motivo de la pelea en la cabeza popular de River, se debería a un quiebre entre Rousseau y Schlenker por el protagonismo, el dinero que no se repartió tras la venta algunos jugadores (entre ellos, Gonzalo Higuaín) al exterior y a una indemnización de 60 mil dólares.

El pasado domingo, la “Banda del Oeste” se trenzó contra los que se hacen llamar la “Banda de Gonzalo” en la popular del estadio de Vélez, lugar premeditado para que se lleve a cabo esta brutal pelea, de modo tal que el Monumental no sufra ninguna suspensión. Además, las cámaras de seguridad del club de Liniers detectaron que muchos de los barras portaban armas blancas (cuchillos, facas, entre otros). El resultado fue siete heridos, uno de ellos de gravedad. El repudio de la gente fue unánime gritando el famoso “que se vayan todos”.

Néstor Gorosito, actual entrenador de Argentinos Juniors, se refirió al tema en enero del 1998 y reconoció: "Le doy plata a la barra brava", esto no hace más que indicar la presión que estos violentos ejercen sobre los planteles del fútbol argentino.

Esto no sólo sucede en los pasillos del estadio Monumental, la barbarie también dijo presente en Boca Juniors. La interna xeneize fue señalada como la culpable de un enfrentamiento en las cercanías de la Bombonera entre el grupo que ahora lidera Mauro Martín, ex mano derecha de Rafael Di Zeo y “los de Lomas”. El resultado fue un simpatizante herido y más de 180 detenidos.

En cuanto a Rafael Di Zeo, parece haber perdido terreno dentro de la barra de Boca. Su escalada al poder comenzó con la caída de otro pesado: José Barrita, conocido como “El Abuelo”, quien fue condenado en 1997, junto a otras barras de Boca, por el asesinato de Walter Vallejos y Ángel Delgado.

Se van a cumplir dos años del intento de aplicar “derecho de admisión”. Esta tampoco fue la solución, ya que aquellos hinchas que no podían ingresar enviaban a sus “subordinados” como grupos de choque para que cuidaran su lugar.

Hasta el momento no hay respuestas por parte de la AFA ni del Estado para brindar seguridad a los espectáculos deportivos, lo cual aleja a las familias que acostumbraban visitar los estadios argentinos todos los domingos. El salvajismo que ejercen las barras bravas no puede, hasta el momento, ser detenido por los directivos, tal vez por temor a futuras venganzas o para no frenar un negocio de números gigantes que solo suma muertos y engrosa pocos bolsillos.