jueves, 3 de abril de 2008

El negocio de ser barra brava



La lucha para quedarse con el poder de una “barra brava”, es una de las causas más comunes de muertes en el fútbol en los últimos años. Ya no se trata solamente de peleas entre barras de diferentes equipos, sino que los mismos integrantes pugnan por ser los líderes de estas bandas.

Los máximos referentes de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en especial su presidente Julio Humberto Grondona, no logran apaciguar las disputas que se producen en las tribunas y en los alrededores de las canchas de fútbol. Si bien el actual presidente de la AFA esta en el cargo desde abril de 1979 y continuará su mandato hasta 2011, está atravesando una de las peores épocas en cuanto a violencia en torno al fútbol argentino.

En estos últimos meses se sucedieron varios crímenes. El caso más recordado es el de Gonzalo Acro, simpatizante de la barra de River. Acro fue señalado como “la mano derecha” de Adrián Rousseau, uno de los líderes de la barra brava millonaria. En este asesinato se liga a los hermanos Schlenker, cabecillas del otro grupo y aparentes responsables del crimen de Acro el pasado 10 de agosto en Villa Urquiza.

A los 20 años, Acro comenzó a trabajar en el club, lugar donde llegó a cobrar un sueldo superior a los 5.500 pesos por tareas de mantenimiento, según indicó la Justicia que investiga la causa. Asimismo, el joven habría tenido relación directa con varios jugadores del plantel, con Rousseau y los Schlenker antes de la división del poder de la barra. No sólo Acro sino también la mayoría de los barra bravas reciben subsidios por parte de las instituciones, de los dirigentes y hasta de los propios jugadores, llegando a otorgarle, a través del paso del tiempo, un poder que les permite generar hechos de violencia sin ninguna restricción y generando un “monstruo” que parece no detenerse.

Otro suceso que ocurrió dentro de la feroz interna de River fue el 11 de Febrero en la denominada “Batalla de los Quinchos” donde hubo disparos y heridos dentro de las instalaciones del club millonario. Como medida central en aquel entonces se decidió clausurar el club y terminar con todas sus actividades sociales.

El motivo de la pelea en la cabeza popular de River, se debería a un quiebre entre Rousseau y Schlenker por el protagonismo, el dinero que no se repartió tras la venta algunos jugadores (entre ellos, Gonzalo Higuaín) al exterior y a una indemnización de 60 mil dólares.

El pasado domingo, la “Banda del Oeste” se trenzó contra los que se hacen llamar la “Banda de Gonzalo” en la popular del estadio de Vélez, lugar premeditado para que se lleve a cabo esta brutal pelea, de modo tal que el Monumental no sufra ninguna suspensión. Además, las cámaras de seguridad del club de Liniers detectaron que muchos de los barras portaban armas blancas (cuchillos, facas, entre otros). El resultado fue siete heridos, uno de ellos de gravedad. El repudio de la gente fue unánime gritando el famoso “que se vayan todos”.

Néstor Gorosito, actual entrenador de Argentinos Juniors, se refirió al tema en enero del 1998 y reconoció: "Le doy plata a la barra brava", esto no hace más que indicar la presión que estos violentos ejercen sobre los planteles del fútbol argentino.

Esto no sólo sucede en los pasillos del estadio Monumental, la barbarie también dijo presente en Boca Juniors. La interna xeneize fue señalada como la culpable de un enfrentamiento en las cercanías de la Bombonera entre el grupo que ahora lidera Mauro Martín, ex mano derecha de Rafael Di Zeo y “los de Lomas”. El resultado fue un simpatizante herido y más de 180 detenidos.

En cuanto a Rafael Di Zeo, parece haber perdido terreno dentro de la barra de Boca. Su escalada al poder comenzó con la caída de otro pesado: José Barrita, conocido como “El Abuelo”, quien fue condenado en 1997, junto a otras barras de Boca, por el asesinato de Walter Vallejos y Ángel Delgado.

Se van a cumplir dos años del intento de aplicar “derecho de admisión”. Esta tampoco fue la solución, ya que aquellos hinchas que no podían ingresar enviaban a sus “subordinados” como grupos de choque para que cuidaran su lugar.

Hasta el momento no hay respuestas por parte de la AFA ni del Estado para brindar seguridad a los espectáculos deportivos, lo cual aleja a las familias que acostumbraban visitar los estadios argentinos todos los domingos. El salvajismo que ejercen las barras bravas no puede, hasta el momento, ser detenido por los directivos, tal vez por temor a futuras venganzas o para no frenar un negocio de números gigantes que solo suma muertos y engrosa pocos bolsillos.

1 comentario:

Vic dijo...

Además sabemos que en los controles por el derecho de admisión se hace la "vista gorda" o directamente no se hacen, por eso los líderes más violentos siempre consiguen el lugar que quieren.

Esperemos que este negocio millonario se termine rápido así las todos podemos volver a disfrutar del espectáculo que es el fútbol en este país.